En este inequitativo mundo el poder del hombre ha sido demoledor. Cultura patriarcal donde se consideraron dueños de todo: naturaleza, animales, ambiente, mujeres, niños, dinero, religión, poder, sexualidad… sin embargo esta injusticia busca equilibrio, aunque el proceso no se vivencia con la rapidez que debería. Pero como todo cambio trae luces y sombras, ahora es la mujer la que “cobra” la inequidad con actitudes que descolocan a los hombres. Hay que recordar que los contrarios no existen y por lo tanto no se dan el bien sin el mal, arriba sin abajo, orden sin desorden… los efectos negativos de esa inequidad tan histórica están sobre la mesa, pasando factura y en el presente es la mujer la que construye, individual y socialmente, la retaliación.  Hay una cuenta de cobro, existe una tendencia y los hombres se encuentran impotentes ante la realidad de los acontecimientos.   

Este nuevo hombre marca siglo XXI (por desgracia heredero del patriarcado) quiere asumir la paternidad con todos sus derechos y deberes. Su relación de pareja pudo no funcionar, pero no quiere renunciar a estar presente en la vida de sus hijos. Y es allí donde aparece esta mujer vengativa, controladora, abusiva (como el mas machista de los hombres), imponiendo su ley. Alguien hablaría de que se trocaron los roles. Ahora el que suplica es el hombre y la que domina es la mujer. Lo que en letra clara significa que estamos lejos del camino del equilibrio y pareciera que primero hay que agotar la venganza. La factura histórica está allí.  Los movimientos energéticos obedecen a un orden universal y antes de llegar al equilibrio el péndulo oscila de extremo a extremo. Lo que nunca ni jamás es sanador.

Al mas puro estilo machista, muchas mujeres madres, practican lo que se denomina “alienación parental”, actitud que impide al papá divorciado vincularse con su hijo o hija. Son verdaderamente abusivos los comportamientos de la mujer cuando quiere “cobrársela” al padre de sus hijos. O porque se fue con otra, o porque se le acabó el amor o porque simple y llanamente no perdona que la haya dejado. Y cual fiera enjaulada esta mujer puede llegar a extremos insólitos para joder al papá. ¿Los hijos? Quien dijo que importan. Lo que interesa es la venganza. Y a ese padre poderoso, “atrevido” por abandonarla, con poder y dinero, solo lo logra doblegar la distancia con sus hijos. Y la mujer madre lo sabe. Y usa ese poder. Y se aprovecha del momento y de la situación.

Escribo “se aprovecha del momento” porque la cultura pretende “reparar” hoy la inequidad, partiendo del principio (totalmente sesgado) de que todas las madres son buenas y de que todos los padres son irresponsables. Enfrentarse a un juez o Comisaría y hasta el mismo ICBF, argumentando comportamiento femenino abusivo, es un despropósito. ¿Quién le cree a ese hombre? La tendencia a favor de la madre es abrumadora. Cada vez hay mas separaciones y cada vez mas los hijos se vuelven “carne de cañón”.  Desafortunadamente la actitud de muchas mujeres “abandonadas” es patológica. Los que pagan el precio son los hijos. La ira femenina enceguece y no logra medir las consecuencias. Toda la intuición y creatividad de mujer puesta al servicio de la venganza y la retaliación ¡aterrador! Y se lo digo yo que dizque soy feminista…

Gloria H. @GloriaHRevolturas

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

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