Indignación es una mezcla de impotencia con injusticia, que no es lo mismo que se experimenta cuando hay rabia o ira. La indignación es interior, pareciera como si te ahogara. Te asfixia. La rabia o la ira por el contrario, “necesitan” expresión, manifestación, gestos, palabras. Pues bien indignación fue la primera sensación que me produjeron las palabras del Papa Francisco respecto a la responsabilidad de las parejas para tener hijos y no “reemplazarlos” por mascotas.  Indignación porque  es totalmente desproporcionado que sea un hombre soltero, sin la responsabilidad cotidiana de manejar niños, niñas, adolescentes, sin la necesidad de conciliar (¡) con una pareja, sin el compromiso de salir a trabajar todos los días, sea él, el Papa, el que “dé cátedra” sobre lo adecuado o inadecuado de tener, educar y mantener hijos. ¡Por Dios! Que atropello. Es semejante a que un millonario le enseñe a un pobre cómo gastar el dinero. O a que un drogadicto consumado de un instructivo de cómo detener su adicción. Al Papa se le fueron las luces. El que sea representante de una Iglesia y de una religión, no lo hace apto y coherente para opinar sobre lo divino y lo humano. Y menos en tema familia, pareja, hijos. Hay situaciones y circunstancias donde no basta con teorizar porque la vida desfasa la teoría. Podría si, entonces, si tanto le interesa el tema pareja, familia e hijos, empezar a revisar los conceptos que practican en su ideología sobre castidad, sexualidad, trato y valoración de la mujer. ¡Empiece por allí para ver si en algún momento hay un encuentro de realidades, no de teorías!!

El Papa cometió una impertinencia mayúscula. Cada vez mas la Iglesia “se aleja” de la realidad para mantenerse en creencias anquilosadas, como si el mundo estuviera congelado y no evolucionara. Existen personas muy conservadoras que “temen” cuestionar a los sacerdotes como si ellos fueran dioses. Como si su palabra tuviera validez científica o al menos experiencia sobre lo que teorizan. La culpa, el castigo, el infierno, el pecado, son armas que se usan para atemorizan a quienes intentan caminar por si mismos. Como dice el paralelo de Theilard sobre religión y espiritualidad, mientras la espiritualidad te genera autonomía la religión dependencia. Entonces, una institución de hombres solteros (¡) dando pautas de crianza y convivencia en familia, definitivamente es un exabrupto. Aceptar que se metieron en algo que conocen “de oídas” sería un inicio de acercamiento con realidades donde otros u otras podrían guiarlos.

Además el Papa después de agredir a hombres y mujeres, maltrata a la naturaleza. Una mascota  merece afecto y cuidado: no reemplaza a un hijo en cuanto no son lo mismo un ser humano y un animal, pero no significa que en términos afectivos, una mascota no reemplace un afecto. Las mascotas han salvado muchas vidas emocionales, y esa verdad no puede ocultarse. El afecto que se pierde con la ausencia de  un ser humano, si puede compensarse con el afecto y cuidado de una mascota. Allí radica la diferencia. Ojalá entonces la Iglesia pudiera empezar a aceptar sus inconsistencias, lo distante que está de la vida cotidiana y la necesidad de “actualizar” sus creencias. Si sigue hablando para agredir, mejor guardar silencio mientras se revisa. De lo contrario…

Gloria H. @GloriaHRevolturas

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