La polaridad no deja ver con mesura los hechos que suceden. La polaridad obnubila porque se pierde el sentido de las proporciones. No existe la objetividad, (todo tiene un sello subjetivo) pero desde la polaridad anulo cualquier diferencia. Lo mas peligroso que le puede suceder a un individuo o a una sociedad es esta ”enfermedad” porque es como si viera “solo” la mitad de las hechos. Como si creyera que totalidad es equivalente a mitad…

El Alcalde Ospina se ha equivocado miles de veces. Su administración tiene olor a corrupción, no se lo puede negar. Las “ias” y los ciudadanos tendremos que juzgar y vigilar desde el lugar que corresponda como sigue haciendo su trabajo administrativo. Sin embargo, disiento de la idea de creer que “nada bueno se puede esperar de el y su alcaldía”.

Estamos a un paso de convertirnos en la capital del odio. La rabia no solo se respira en las calles, en la indignación de jóvenes sin esperanza, en los cientos de personas que se quedaron sin empleo. En los negocios perdidos por el terrorismo y el vandalismo. En la inoperancia para que el tema de la vacunación se acreciente. En la impotencia para superar las dificultades en Salud, en la falta de camas y atención en clínicas y hospitales, en el no pago de personal de salud… en fin hay tantos motivos para tener rabia e indignación, para vomitar desde las entrañas nuestra ira, para reclamar la injusticia. Motivos no faltan… pero creo que es el momento de tratar de llegar a un consenso. Empezaremos a reconocernos como la ciudad de las iras, todas justificadas, sin embargo es hora de hacer un alto. Así nadie puede vivir, ni los de arriba ni los de abajo, ni los de la derecha o la izquierda. Si no encontramos caminos de reconciliación, no existirá Alcalde, Gobernador, Fuerzas Militares, que le ponga límite a la barbarie. No es idealismo, no, pero solo es cambiando el chip interior como podremos esperar un mejor futuro. Que no solo es con buenos deseos e intenciones. “Las mejores intenciones pueden producir efectos devastadores”. Es con participación, educación, dinero, solidaridad. Pero debe haber un primer paso y ese, necesariamente es el diálogo.

Ospina lo comenzó y se lo satanizó por esos egos, ideologías, entre gobierno central y local. El diálogo no es instantáneo como si lo es una bala… hay que tener paciencia. Pero a Ospina pareciera que no se lo quiere escuchar en Cali. O el no quiere hablar con ciertos sectores. La publicación de un aviso en El Tiempo sobre la forma como esta llevando a cabo sus diálogos, es la prueba mas contundente de que no quiere o no puede hablar con ciertos estamentos en Cali.  Los que están buscando su revocatoria tienen derecho a continuar, pero la ciudad no se puede paralizar mientras sucede ese proceso. Hay que dialogar. Iglesia, Universidades, empresarios, jóvenes, gente del común. Solo a través de la palabra se encuentra una solución. La rabia no puede obnubilarnos. Se ha llegado a una polarización que ni siquiera puedes hacer una pregunta porque inmediatamente te satanizas: ¿en que bando esta?. No es asunto del gobierno es un tema de cada corazón, donde la rabia no puede ganarnos. Los diálogos de Ospina han dado resultados. Fuera de Cali se miran con cautela y respeto. Aquí en la capital del odio, se satanizan. ¿Es el camino?

Gloria H. @GloriaHRevolturas

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay 

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